A lo largo de la vida, acabamos conociendo a varias personas en los entornos más variados que frecuentamos, ya sea en la escuela, en la universidad o en el trabajo. Esto nos lleva a desarrollar lazos de amistad. Quienes nos rodean acaban teniendo una gran influencia en nuestra vida.
El hecho es que somos la media de las cinco personas que conocemos. ¿Conoces esa situación en la que basta un intercambio de miradas para entender lo que piensa la otra persona? Es el resultado de la conexión que se crea en una relación sincera.
¿Y si dijera que podemos tener una relación con este nivel de conexión con Dios Padre?
A menudo, se nos ha enseñado que Dios existe pero no está cerca de nosotros. Pero puedo asegurarles que esto no es cierto. Dios Padre es cercano y relacional. Pero algo que he aprendido de Dios es que nunca invadirá tu corazón sin tu permiso. Él llama a la puerta, pero la decisión de abrirla o no es tuya. Si no le abres, no entra. Pero cuando le permitimos entrar, habita en nosotros y nos cambia. No podemos confiar plenamente en nuestra brújula; la intimidad con el Padre es necesaria para tener la dirección correcta.
Hay cosas que buscamos o deseamos que no aportan nada a nuestra vida.
Tu paso en la lectura diaria de este libro dice mucho de ti; es una forma de mantener la llama encendida, y los oídos atentos a la voz de Dios.
Lo que arde en tu corazón revela tu nivel de intimidad. Debes tener en cuenta que la dirección correcta es más importante que la velocidad.
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